Re: Liga Sulamericana 2013
Tirando as três bolas de três forçadas @ buzzer, García Morales chutou 7/12 do perímetro. Tá de sacanagem, né?
Eu sei das histórias, mas acho legal compartilhar com vocês que não sabem. É muito louco essa amizade do Osimani com o García Morales.Leandro García Morales y Martín Osimani se conocieron de niños, cuando fueron a probarse a los minis de Biguá. Años más tarde jugaron juntos en un colegio de Miami y se hicieron inseparables. Este viernes se enfrentan en la final de la Liga Sudamericana y horas antes, 180 los juntó para hablar de una relación que excede el básquet, tanto, que sea cual sea el resultado luego del partido se juntarán a cenar.
Vivían frente por frente, a la vuelta del Biguá. Cuando cada uno por su lado decidió ir a probarse a los minis del club empezaron a tratarse con mayor frecuencia. Leandro tenía 11 años y el Oso 10. Jugaban un año juntos y al siguiente, por la diferencia de edad, García Morales subía de categoría y se separaban. Hasta ahí eran buenos compañeros.
En 1998 Leandro partió a Miami para terminar los estudios y jugar en el Champagnat Catholic School. Luego de unos meses habló con el entrenador del equipo para recomendarle a un compañero suyo de Biguá. “Tráigalo, no se va a arrepentir”, le dijo. Así, Osimani y García Morales volvieron a jugar juntos.
En Estados Unidos se consolidó la amistad. Vivían en la misma casa junto a otros 10 jugadores de varias partes de América. A decir de Osimani, la casa “era una guerra” y el grupo que armó junto a Leandro y dos argentinos fue clave.
Habían pasado ocho años. Ya no eran minis, ya no vivían enfrente en Villa Biarritz, ya no eran compañeros de equipo. Ahora eran profesionales, convivían las 24 horas en Miami y se había hecho amigos inseparables.
El básquet los llevó por varios destinos, hasta que se juntaron en su primer amor. Ganaron todo en Biguá a fines de los 2000 y volvieron a tomar caminos distintos.
Hoy, Leandro es la estrella de Aguada, el jugador más influyente para el club en, como mínimo, las últimas cuatro décadas. El Oso es el base de Uniceub, equipo brasileño al que llegó de la mano del técnico Sergio Hernández. Y este viernes estarán frente a frente en la final de la Liga Sudamericana.
“Desde que nos fuimos al exterior sabíamos que alguna vez se iba a dar este cruce. Capaz pensamos que iba a pasar antes pero justo se da ahora”, dice Osimani.
“Se da en un momento muy especial, sobre todo porque es acá, en Montevideo, y está bueno que sea así, que puedan estar nuestras familias acá y que puedan disfrutar del momento. Aunque, obviamente, uno de los dos va a perder creo que es una instancia muy disfrutable”, agrega García Morales.
Ya se enfrentaron varias veces. En México, Argentina, Venezuela, por la Liga Sudamericana. Nunca lo hicieron en una situación de este tipo, en estas circunstancias. En todos los casos en anteriores el equipo de uno era el favorito sobre el del otro. “Esta es la primera vez que estamos en una situación muy tensa de una final a un partido, y va a ser todo una experiencia”, reconoce Osimani.
Ambos están en contacto a diario. Además, el Oso es el padrino de Josefina, la hija de Leandro, y ni bien llegó a Montevideo fue a ver a su ahijada. Al otro día Leandro y Josefina fueron a la casa de la familia Osimani.
“Sacando a mi familia no tengo otra persona con la que tenga una relación de 20 años. Es mucho tiempo, vivimos cosas lindas, que nos marcaron”, cuenta García Morales.
Durante un par de horas la amistad quedará de lado. Incluso saben que se van a tener que marcar durante varios pasajes del juego.
“Las finales son muy difíciles de pronosticar. Es muy difícil de visualizar porque es un día, un partido y 40 minutos. Ni siquiera es una serie de flay offs”, dice la figura aguatera.
Su amigo piensa algo similar. Cree que es importante cómo llega el equipo, los jugadores que tenga y la planificación “pero lo que define todo es el rendimiento ese día”. Por eso es “muy difícil pronosticar” al juego “porque los dos tienen muchas armas capaces de contrarrestar cualquier planificación”.
Ambos son conscientes de que están ante una gran oportunidad, tal vez ante el partido más importante de sus carreras. “Siempre que llegás, más ahora que estamos en una edad grande, cada instancia se convierte en la más importante. Hay que tratar de aprovecharla, más en el contexto en el que estamos nosotros, que somos un equipo que no está acostumbrado a esta circunstancia. Es la chance que tenemos”, explica Leandro.
Osimani también cree que en la vida del deportista se vive el momento como si fuera el último. “Tu carrera se mide partido a partido. Vos te lo llevás para tu casa y lo recordás pero lo que importa es lo que estás haciendo en ese momento”, cuenta. El base de Unieub no duda en admitir que la fortaleza de Aguada “es lo fuerte que están y se sienten de la cabeza”. “Tienen mucha confianza, un equipo que constantemente remonta diferencias grandes para ganar desde atrás, que se nota que sus jugadores están tranquilos en sus roles y tiene unidad de grupo. Eso más allá de cualquier parte estratégica es lo que puede hacer más peligroso a un equipo”, agrega.
Para García Morales, el rival de esta noche tiene “un talento individual de primer nivel, jugadores de la selección brasileña. Es uno de los equipos más poderosos del continente y además está acostumbrado a estar en este tipo de instancias”.
Pase lo que pase hay un par de cosas seguras. Al final del partido habrá un abrazo entre los amigos. Y cuando se apaguen las luces se verán fuera del Palacio. “Vamos a ir a cenar juntos porque después Martín se va y recién viene para fin de año”.
